(Publicado en periódico GUIA DE ALUCHE, edición Noviembre 2010).
Estimado lector, continuamos en esta ocasión con otro interesante artículo sobre salud auditiva.
Día a día, los profesionales dedicados a sus oídos observamos que las personas con pérdida de audición se enfrentan a este dilema. Cuantas veces escuchamos “necesito audífonos, pero ¡no los quiero de los grandes! ¡no quiero que se vean!”.
Y es totalmente lógico: el buen profesional siempre debe ponerse en la piel de su paciente. Nosotros mismos también intentaríamos evitar pasar por esta traumática situación si tuviésemos problemas auditivos. A nadie le gustaría llevar un armatoste en las orejas.
Antes nos encontrábamos con el siguiente problema: tengo una pérdida auditiva considerable pero quiero una solución “invisible”: no había solución tecnológica posible, ya que existía el conflicto ‘estética versus audición’. O una cosa o la otra, es decir, o audífono enorme o no escucho. Realmente era un problema comprensible.
Afortunadamente, hoy en día ya no sucede esto: el avance en la tecnología actual permite que podamos optar a soluciones potentes y a la vez sumamente estéticas que cubran nuestros requerimientos auditivos a la perfección. En definitiva, ya no tenemos el viejo concepto de “audífono” sino de “potenciador auditivo, biófono, o ayuda auditiva”. El viejo color “faja” de ese enorme y anticuado audífono ha quedado atrás… afortunadamente para todos.
Por ejemplo, en la actualidad tenemos a nuestra disposición ayudas auditivas “que van detrás de la oreja” llamados “retroauriculares” que no se ven por su tamaño y peso (los hay de poco más de un gramo), y que ¡cubren la mayoría de las pérdidas! y paradójicamente, estéticamente se ven menos que los que van dentro de la oreja o “ intracanales”. Por tanto, ya tenemos un gran avance: la estética ya no es un problema para la adaptación.
En países nórdicos, mucho más avanzados que nosotros sobre todo en mentalidad y concienciación ante este tipo de problemas, es natural allí que jóvenes con una pérdida mínima llevan ya vistosos, coloridos y minúsculos potenciadores auditivos, con modernos sistemas bluetooth, reductores de ruido, sistemas direccionales para captar mejor la voz, etc, que no tienen nada que ver con los antiguos y enormes audífonos antes mencionados que vemos que llevan nuestros queridos jubilados en los parques.
Estos antiguos y enormes aparatos solo eran meros amplificadores que simplemente suben el volumen de todo (ruido y voz) mientras que las modernas ayudas auditivas son auténticos ordenadores en miniatura que potencian el entendimiento de las palabras y reducen la información poco necesaria, como el ruido. Ya no tenemos excusa para oír bien.
Y siempre un consejo: acuda a un centro donde le atienda un profesional titulado en audiología protésica. Este le podrá aclarar cualquier duda que tenga sobre su audición.
Firmado:
Fernando José López Angulo
Técnico Superior en Audioprótesis
CENTRO OPTICO AUDITIVO FANJUL
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