Con la llegada del verano, nos exponemos de forma habitual al posible contagio de hongos. Ya que solemos transitar por zonas humedas: aguas encharcadas, duchas públicas, bordes de piscinas, playas con salidas de colectores o acequias. Por todo ello debemos prestar atención especial al cuidado de nuestros pies y especialmente a los de nuestros hijos; hay que intentar utilizar chanclas o cualquier otro tipo de calzado en función del espacio a transitar, prestar mucha atención a no poner los pies en aguas encharcadas o procedentes de desagües y siempre secarse bien los pies, sobretodo entre los dedos pues es ahí donde suelen anidar los focos de contagio.
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