La Feria Internacional de Energía y Medio Ambiente ha celebrado su cuarta edición en el IFEMA del 11 al 13 de mayo, con una afluencia de expositores discreta, posiblemente debido a la coyuntura económica actual, que hace que las empresas recorten este tipo de gastos.
Estuvimos allí el miércoles 11 y os contamos todo lo que pudimos ver:
Pudimos ver una importante presencia de fabricantes y distribuidores de placas fotovoltaicas, soportes y otros materiales utilizados en la instalación de huertos solares.
También la energía solar térmica estuvo bien representada y, si bien hay compañías que cubren un gran abanico de material y servicios relacionados con las energías renovables, también vimos empresas especializadas en este tipo de instalaciones, en concreto para aplicaciones como el calentamiento de agua de piscinas mediante paneles solares térmicos.
El sector dedicado a la producción y distribución de sistemas de iluminación LED nos trajo ideas muy innovadoras y otras no tan recientes pero sí mejoradas. Una alternativa a la iluminación convencional que ya tiene múltiples aplicaciones: desde el mobiliario urbano hasta iluminación bajo el agua. Existen componentes que combinan luz y sonido, otros resistentes a grandes pesos y presiones para colocar en la vía pública y otros sumergibles. Estos sistemas nos aportan muchas posibilidades para la iluminación exterior, además del consiguiente ahorro energético.
Por supuesto, no podían faltar algunos fabricantes de vehículos híbridos, que en breve nos irán siendo muy familiares, de hecho, sólo falta que exista una cierta infraestructura para la recarga diaria de las baterías, lo que puede representar una verdadera revolución en cuanto al diseño de garajes y estaciones de servicio. Pudimos ver varios modelos preparados para la carga de coches, motos y bicicletas eléctricas, existiendo algunos productos bastante imaginativos integrados en estructuras para diversos usos como, por ejemplo, pérgolas equipadas con placas solares y cuadro eléctrico con inversor, es decir, productos para entregar “llave en mano”.
Sin embargo, la verdadera revolución verde en el sector de la automoción puede venir de la mano del desarrollo de la pila de hidrógeno, que obtiene la energía mediante un proceso de electrolisis del agua, que al disociarse en los dos elementos que la componen, hidrógeno y oxígeno, guarda estos dos gases para volver a formar agua mediante el proceso inverso, liberando electricidad y agua. El consumo de agua es mínimo y no se emite CO2 ni gas contaminante alguno, al no existir combustión. Aunque a nivel experimental se está avanzando bastante, la implantación en el mercado de este sistema parece que tendrá que esperar un tiempo.
Otra de las aplicaciones, tanto en el campo de la energía solar fotovoltaica, como en el de la minieólica, es la electrificación de instalaciones aisladas, donde combinando estas energías se puede disponer de electricidad en cualquier lugar, aprovechando los periodos de fuerte insolación y los de viento que normalmente no son coincidentes, lo que puede proporcionar un autonomía importante, facilitando la iluminación, el funcionamiento de loselectrodomésticos básicos y pequeñas instalaciones de bombeo de agua para riego o para llenar depósitos para su almacenamiento.
Existe una legislación en lo referente a la instalación de sistemas de energía solar fotovoltaica que permiten al usuario combinar el uso de energía eléctrica de la red con la generada por las placas fotovoltaicas, haciéndose cargo la compañía eléctrica del excedente de energía solar producida, lo que supone también una ventaja económica añadida que ayuda a amortizar la instalación y evita algunos problemas técnicos que pueden surgir al no consumirse toda la energía producida. Sin embargo, respecto a la energía eólica tenemos un vacío legal que impide que este mismo sistema sea implantado y está frenando el desarrollo de este tipo de instalaciones que pueden proporcionar una gran autonomía energética combinado con otros sistemas de energías renovables. Parece que existen muchos intereses encontrados que imposibilitan su avance y, aunque ya existe un borrador para la tan esperada ley, no termina de hacerse realidad.
La biomasa es otro de las energías renovables que tienen varias aplicaciones donde pueden ser competitivas. Las calderas de biomasa para usos industriales ya se están implantando a buen ritmo, lo que contribuye al procesamiento de algunos residuos como los restos de poda o los desechos de otras industrias agroalimentarias que generan subproductos como los huesos de aceituna de las almazaras.
La cogeneración es también muy interesante, aprovechando energías residuales de procesos industriales para su uso en el propio proceso productivo de la planta o para proporcionar el excedente de electricidad a la red.
El desarrollo de sistemas de dimensiones reducidas, para proporcionar energía que es producida muy cerca del lugar de consumo es sin duda uno de los retos que se presentan a medio plazo, aunque sabemos que esta filosofía choca frontalmente con los intereses de las grandes compañías energéticas, es el único modo de proporcionar autonomía a los usuarios.
Es posible que haya que replantearse algunas cosas, más teniendo en cuenta que parece que el debate sobre la energía nuclear se ha visto muy afectado por el reciente accidente en la central nuclear de Fukushima, cuyas consecuencias están aún por valorar.
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