Hace siete meses la empresa Cofares comenzó a sospechar que en su almacén de Aldaia se estaba produciendo hurtos de medicamentos, tras la denuncia a la Policía comenzaron las investigaciones.
Se colocaron cámaras y micrófonos ocultos en el almacén, a la vez que policía y detectives privados se infiltraban en la empresa como empleados con el fin de descubrir a los sospechosos y obtener pruebas de los hurtos.
Tras meses de investigación consiguieron descubrir la trama. Los cabecillas pagaban 600 euros al mes a empleados del almacén que procedían al hurto, éstos los dejaban en un punto determinado, donde era recogido por una mujer y su novio, el reparto lo hacía el padre y la hermana de dicha mujer a los compradores y una farmacia implicada. Todo ellos fueron detenidos.
Entre los productos sustraídos se encuentran pañales, dentífricos, leches infantiles y antigripales que no necesitan receta, pero también hay un 15% de productos que son muy atractivos en el mercado extranjero porque problemas de abastecimiento, como antidepresivos.
Hay más de 100.000 productos hurtados, con un valor que supera los 300.000 euros.
La operación se cerró con la detención de ocho trabajadores de Cofares, un exempleado y otros cuatro trabajadores de empresas externas, entre los que se encuentra el dueño de la farmacia que ayudaba a dar salida a los productos.
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