1.Limpieza y alineación: si no utilizamos la impresora demasiado es probable que la tinta de los cabezales se seque en determinados momentos, empeorando la calidad de impresión. Cuando esto sucede, observamos líneas blancas, colores desvirtuados y, en situaciones más graves, es posible que la página aparezca en blanco. Esto viene provocado porque alguno, o todos, los inyectores de tinta se han obturado, o por falta de tinta en el cartucho.
2.Apagado y almacenaje: al apagar la impresora es importante no desconectarla de la corriente sin más, sino apagarla con el botón correspondiente para que asó procesa a un ciclo de limpieza interna. Durante este proceso se vacían las toberas de los inyectores para evitar en lo posible que se obturen por tinta seca y se posicionan los cabezales para impedir que se queden al aire. De la misma forma, si no vamos a utilizar la máquina durante un tiempo prolongado, es recomendable desmontar los cartuchos. Tras el periodo sin uso puede que incluso necesitemos instalar cartuchos nuevos, con todo, siempre realizaremos una de limpieza y alineación
3.Papel y atascos: es aconsejable usar papel de cierta calidad y grosor. Por una parte, evitará atascos que puedan derivar en una avería más grave y, por otra, mantendrá el carro de la impresora y sus piezas internas lo más limpias posible. Además, la tinta secará mejor y más rápido, obteniendo mejores resultados finales.
Para evitar los atascos de papel también es importante ajustar bien las guías de entrada de la bandeja de alimentación y nunca apagar el periférico mientras está imprimiendo.