Un agente de la propiedad inmobiliaria puede resultar útil para el consumidor, siempre y cuando sea un profesional titulado y con experiencia, en los siguientes supuestos:
Cuando el usuario es propietario de la vivienda:
Si el interesado quiere vender:
El API le pregunta sobre la urgencia con la que desea desprenderse del inmueble. Si el cliente tiene más prisa obtendrá un precio de venta menor que si espera más tiempo, ya que la situación del mercado inmobiliario puede revalorizar la cuantía. En este sentido, el agente de la propiedad le informa sobre los precios de mercado en la zona donde se halle la vivienda y cuánto dinero puede obtener por él.
Busca al futuro comprador y le muestra el inmueble.
Mantiene informado de manera puntual al propietario de los posibles compradores.
Redacta el contrato y cita a las partes, acompañándoles hasta la notaría, último paso de la operación de compra-venta. Resuelve las posibles dudas de última hora antes de la firma.
Si el interesado quiere alquilar:
Aconsejan al arrendador sobre el precio.
Buscan candidatos para alquilar el inmueble.
Informan al cliente sobre la situación personal y profesional del arrendatario, al que solicitan la nómina/s que garanticen que puede hacer frente al pago.
Asesoran al dueño de la vivienda para realizar un inventario de los bienes que quedan en la casa. De esta forma, queda constancia por escrito de todos ellos. Este informe se adjunta al contrato para comprobar que no falta nada cuando el piso quede libre.
Cita a arrendador y arrendatario para la firma del contrato de alquiler, por un período pactado entre ambas partes; lo mínimo que se establece es un año.
Cuando el usuario no es propietario:
Si el interesado quiere comprar:
El API se encarga de buscar el inmueble que más se adecue a las necesidades y posibilidades económicas del cliente.
Le acompañan a visitar las viviendas seleccionadas y les informan de los pormenores, anotando las posibles dudas que puedan tener los interesados.
En algunos casos, buscan la entidad financiera que conceda el préstamo hipotecario más favorable.
Los agentes de la propiedad se encargan de abrir el piso al técnico que realiza la tasación, necesaria para que el banco conceda el crédito al comprador.
Si hay necesidad de elaborar un contrato de compra-venta, que no siempre es necesario, estos profesionales se encargan de su redacción.
Finalmente, acompañan al cliente hasta la notaría, donde se encontrará con el propietario del inmueble, antes de la firma.
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